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El 37% de los cuidadores domiciliarios no sienten reconocido su trabajo

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Más de 200 personas asistieron ayer a la jornada ‘Los cuidadores profesionales domiciliarios de ancianos’, organizada por Mémora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Relaciones Institucionales Blanquerna de la Universidad Ramon Llull con la colaboración de la misma universidad, la Fundación Mémora y la Fundación Salud y Persona. Durante el acto, dirigido tanto a cuidadores y personas que cuidan a personas mayores como a aquellos profesionales interesados ​​en profundizar en la realidad de este colectivo, presentó el estudio ‘Los cuidadores profesionales domiciliarios de ancianos en la ciudad de Barcelona’, realizado a 100 cuidadores domiciliarios en la ciudad condal, tanto del sector público como privado.

El estudio manifiesta que el perfil más recurrente de la persona cuidadora corresponde a una mujer, de entre 40 y 49 años, de nacionalidad española, con unos estudios de formación profesional, con 4 años de experiencia en el mundo laboral y con necesidad de encontrar una salida laboral. Asimismo, normalmente se desconoce la tarea de los cuidadores en su totalidad e incluso, el estudio afirma que alrededor de un 37% de los que se dedican no sienten un reconocimiento social de su trabajo. Esta cifra se incrementa hasta el 80% con respecto al reconocimiento económico. Guillem Martí, sociólogo y uno de los autores del estudio, destaca que “más allá de las tareas más pesadas, los cuidadores también destacan de su trabajo tareas gratificantes como los sentimientos de realización, satisfacción personal por lo que se da y afecto y agradecimiento que reciben por parte de la persona cuidada”.

A partir de las conclusiones obtenidas en este trabajo se ha creado la guía ‘Buen trato, ética del cuidador domiciliario profesional’ y que también se ha dado a conocer durante la jornada. Francesc Torralba, profesor y director de la Cátedra Ethos de ética aplicada de la Universidad Ramon Llull de Barcelona y miembro del Consejo Asesor de la Fundación Mémora, explica que, “esta guía no sólo está orientada a conocer las necesidades de las personas mayores que requieren la atención de un profesional, sino también de los propios cuidadores, una figura con poco reconocimiento social teniendo en cuenta el trabajo que desarrollan día a día”. Más allá de encargarse de la higiene, la alimentación, la limpieza del hogar, las tareas de enfermería y de movilidad (paseo y traslados), es muy importante dar apoyo psicológico y emocional, convirtiéndose así en el ‘motivador’ de la persona cuidada.

La falta de recursos oficiales y formación fue una reivindicación tanto de los ponentes como los asistentes. Fruto de las necesidades detectadas en el estudio presentado, un grupo impulsado por Mémora trabajará para definir las herramientas formativas más adecuadas para los cuidadores profesionales y conseguir poner en marcha un programa formativo, que incida fundamentalmente en los aspectos emocionales y en el bienestar del propio cuidador.

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